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miércoles, 2 de noviembre de 2011

Síntesis del argumento


La historia se desarrolla en una ciudad caótica en la que es posible contemplar dos estilos de vida opuestos y claramente perceptibles: Por un lado, una vida tranquila, centrada en la esencia, valores como la lealtad, la honestidad, la generosidad, la solidaridad, los pequeños momentos, las cosas simples, el fortalecimiento de los vínculos, de las amistades, de los espacios para compartir, para reflexionar sobre la manera más adecuada de hacer las cosas, de llevar la vida y de convertirse en mejor ser humano (características del contexto de Sam, sus amigos y personas cercanas como Annie o el dueño de la cafetería para la que trabaja).

Por otra parte se presenta un estilo de vida frío, agobiado por la prisa, el estrés, los excesos, los vacíos afectivos, las carencias emocionales, la ausencia de paz, de honestidad, de tranquilidad, de lealtad, la ausencia de sí mismo, la soledad, la inseguridad disfrazada u oculta tras el confort, la riqueza, el aparente reconocimiento y status social que atentan contra el bienestar y la felicidad. (Vida de Rita y de quienes acusan a Sam).

Este este tenso duelo de estilos de vida, creencias y limitaciones se desarrolla la historia en medio de un drama desgarrador en el que un hombre es señalado por una sociedad que se empeña en convencerlo de su incapacidad para ser padre: una incapacidad que fundamentan en las cosas materiales que podría ofrecerle a su hija y en un aparente bienstar que no consiguen otorgarle aún cuando el hogar sustituto parece tener todo lo que la ley quiere prodigarle. Una incapacidad en la que dejan completamente de lado los aportes fundamentales del amor, la compañía, la escucha, la comprensión, la paciencia y la presencia de este hombre a quien infortunadamente su condición amenaza con excluirlo de la posibilidad de entregar todo lo que en esencia es y ha fortalecido.

Curiosamente, quienes señalan con tanta fuerza la limitación de Sam parecen no reconocer en sí mismos las limitaciones que pueden ser incluso mucho más grandes y perjudiciales que las del protagonista que se empeña en ofrecer lo mejor que tiene a su pequeña.

Es un contexto socio cultural en el que lo importante está centrado en el tener más que en el ser y en el que, por encima de las bases fundamentales requeridas para la formación de un ser humano, se imponen las bases erradamente concebidas por la sociedad y la cultura.

Al final, es la esencia la que se impone: la constancia, la dedicación, los años de prodigar amor y cuidados a una pequeña los que terminan por dar fruto y por superar los señalamientos contagiando a quienes han venido involucrándose en el caso que no pueden encontrar contra el amor de Sam ningún argumento convincente para separarlo de su hija. Es este empeño, esta dedicación de un ser aparentemente poco consciente de lo que hace, lo que termina por contagiar a algunos de los que inicialmente dudaban -como es el caso de Rita-, llevándolos a dar un giro a su vida para encaminarla a lo que verdaderamente produce bienestar y felicidad.

Ahora bien, aunque en la película solo aparece un momento en el que se somete a Sam a una entrevista con el psicólogo delegado por la corte (en este caso una psicóloga), y en este momento solo es posible identificar una entrevista como la forma de confirmar una problemática aparentemente diagnosticada (nunca se supo exactamente el tipo de limitación pues se habló de retardo mental y posteriormente se mencionaron las tendencias autistas), durante el desarrollo de la historia, es posible identificar a través de las actitudes, acciones, rasgos, gestos, formas de expresión y de razonamiento la limitación de Sam. Sin embargo, es posible también percibir que, no se trata de una limitación que le impida comprender: ocurre que le lleva mucho más tiempo del que tomaría a una persona normal hacer las cosas. Algunos rasgos que son señalados con fuerza son sus demoras mentales, su dificultad para realizar cálculos y operaciones en forma inmediata, su dificultad para expresarse, el uso de expresiones, gestos, movimientos, la dificultad para realizar algunas tareas cotidianas con la misma habilidad que otras personas o su dificultad para proyectar, para establecer tareas y acciones a largo plazo.

Algunos rasgos a través de los cuales es posible identificar sus tendencias autistas son las estereotipias o movimientos repetitivos, la necesidad de seguir rutinas de manera estricta (desayuno, organización de objetos en el sitio de trabajo, clasificación para establecer el orden inicialmente definido, rutas de buses), la mención en voz alta de lo que va a hacer, memorización de información que al parecer resulta poco práctica y de poca utilidad cuando no se puede poner en contexto (conocimiento sobre los Beattles o la música que a veces lo hace parecer diciendo disparates aunque busque a través de ello comunicarse y manifestar lo que siente).

Es difícil considerar que carece de inteligencia pues, si bien los procesos cognitivos no ocurren de la forma en que se espera para su edad, afectivamente es un personaje que tiene mucho por enseñar y por ofrecer a los demás.


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